lunes, 26 de septiembre de 2011

Construye tu destino

LOS NUEVE PRINCIPIOS FUNDAMENTALES.
  1. Se consiente de tu ser superior.
  2. Confía en ti mismo así confiaras en tu creador.
  3. Eres un ser en todo con el ambiente: no estas aislado
  4. Puedes atraer hacía  ti aquello  que deseas.
  5. Respeta tus méritos para recibir.
  6. Conéctate  a la fuente Divina con amor genuino.
  7. Medita al compás de la creación.
  8. Desvinculate pacientemente del resultado.
  9. Abraza tus manifestaciones con gratitud y generosidad.

CÓMO CONOCER TÚ YO SUPERIOR SIN NINGUNA DUDA

1. He aquí una gran definición de iluminación: estar inmerso y hallarse rodeado de paz.
Tu yo superior sólo desea que te sientas en paz. No juzga, compara o exige que derrotes a nadie, o que seas mejor que nadie. Sólo desea que te sientas en paz. Cada vez que estés a punto de actuar, hazte la siguiente pregunta: «¿Me va a traer paz lo que estoy a punto de decir o hacer?». Si la respuesta es afirmativa, adelante, déjate guiar por la sabiduría de tu yo superior. Si la respuesta es negativa, recuerda que es tu ego el que está actuando.
El ego promueve la confusión porque desea establecer su carácter individual, su separación de todo lo demás, incluido Dios. Te empujará en la dirección del juicio y la comparación, te hará insistir en tener razón y ser mejor. Puedes conocer tu yo superior escuchando la voz que sólo desea que te sientas en paz.

2.      Vé más allá de la restricción del plano físico. El propósito del yo superior consiste en ayudarte en este esfuerzo. Lo hace creando un santuario interno que es tuyo y sólo tuyo. Acude a este retiro interior silencioso con tanta frecuencia como puedas, y libérate de las cosas que te atan al mundo exterior del ego.
Al retirarte a este santuario, brotará dentro de ti una luz que aprenderás a conocer y respetar. Esa luz es tu conexión con la energía de la manifestación. Es como tomar un baño de luz pura; sentirás esta energía al tiempo que te retiras silenciosamente a tu interior. Esta luz no forma parte del plano terrenal. Te ayudará a ir más allá del mundo físico. Recuerda que no puedes ir más allá del plano terrenal si te encuentras todavía en él. Tu yo real e invisible puedes atraer la energía del sol, el viento y de todo aquello que sea celestial.
3.      Niégate a defenderte ante cualquiera o ante nada en el plano terrenal. Tienes que aprender a permanecer dentro de tu pauta de energía superior, al margen de lo que suceda ante ti en el mundo material. Eso significa que te conviertes en una especie de sabio desconocido que se niega a interactuar con nada de lo que exista en este plano físico.
Ese es el desafío del yo superior. Está más allá del sistema de realidad que identificas como materia y como forma. Utiliza tu luz interior para tu alineamiento y permite que quienes estén en desacuerdo con esa perspectiva tengan sus propios puntos de vista. Está en paz. No explicas ni haces gala de tu energía. Tú lo sabes, y eso es más que suficiente para ti.
4.      Finalmente, ríndete y confía en la sabiduría que te creó. Estás desarrollando una fe que trasciende las convicciones y las enseñanzas de los demás. Esa confianza es tu rincón de libertad, y siempre será tuyo. De hecho, es tan importante que configura el segundo principio espiritual de la manifestación, sobre lo que leerás en cuanto pases a la siguiente sección.
Tu yo superior no es simplemente una idea altiva y espiritualista. Es una forma de ser. Es el primer principio que tienes que entender y asumir para atraer hacia ti lo que deseas y necesitas para este paréntesis de eternidad que conoces como vida.

CÓMO CONFIAR EN UNO MISMO Y EN LA SABIDURÍA QUE LO CREÓ

• Empieza por admitir tu confusión o tus fracasos. Al hacerlo así, evitarás el error de dejarte guiar por una falsa seguridad en ti mismo. Recuerda que la verdadera confianza supone desprenderse de todo condicionamiento que enseñe que la confianza en uno mismo se basa en ser especial o diferente.
Al ser honesto contigo mismo en todo aspecto de tu vida, dejas de identificarte con lo separado. Estás preparado entonces para comprender que la confianza en ti mismo y la confianza en la verdad última son una sola y misma cosa. Procura recordar que eres hijo de Dios, y que la fuerza que hay en él está en ti. Deja que afirmaciones como «Yo soy él» y «El soy yo» broten de tu interior.

·  Ten en cuenta que no puedes alcanzar un terreno más elevado si te aferras a un nivel más bajo. No puedes abandonar el mundo físico si estás tan apegado a él que te niegas a abandonarlo. El concepto de confianza supone rendirse y confiar en la fuerza de Dios.
Imagínate a ti mismo cayendo desde un precipicio mientras te aferras a una enorme roca, convencido de que esta te protegerá. Desprenderse de la roca es una metáfora de la rendición y la confianza. Continuarás viviendo y respirando en el plano físico terrenal, pero te darás cuenta de que no eres sólo un cuerpo y una mente, y de que la roca no es tu salvación. Tus necesidades y exigencias dejan de existir, y te conviertes en parte de la conciencia única.
Naturalmente, sigues literalmente en el cuerpo, pero ahora también te has unido a la conciencia única. Esta confianza te permite participar en el acto de la creación, y experimentar el mundo que te rodea de modo muy diferente. Ahora podrás transferir a tus circunstancias personales la libertad y el respeto que recibes de Dios.

·  Rebélate contra la filosofía que predica la idea de Dios como jefe, como figura autoritaria y tirano benevolente. El rechazo de este modelo no significa que seas ateo, sino que más bien crees en el verdadero significado de la divinidad.
Nadie te exige que te sientas inferior, que te veas a ti mismo como un pecador, que te postres de rodillas ante ídolos y dogmas para creer en Dios. Considera las palabras de san Pablo en el Nuevo Testamento cuando dice: «Dejad que esta mente esté en vosotros, como estuvo también en Cristo Jesús, a quien estando en la forma de Dios no le pareció irrespetuoso ser igual a Dios». Esta es la clase de confianza que debes adoptar para conocer tu lado divino.

·  Que confíes no significa que no experimentes nunca los altibajos de la vida. Habrá picos y valles mientras vivas en este plano físico. No hay felicidad sin la experiencia opuesta de la infelicidad. Es en el equilibrio entre los opuestos en lo que se basa la vida en el plano físico.
No abandones la confianza cuando tu ego crea que las cosas debieran ser diferentes a como son. No abandones en los momentos de oscuridad, porque a ella seguirá la luz. Debes buscar una lección, porque tu confianza te permitirá observar esos momentos difíciles desde fuera, sin dejar que caigas en el error de considerarlos una parte inevitable de tu vida. Desde esta perspectiva, no estás a merced de la energía de tu ego, que insiste en que todo tiene que ser perfecto y que cuando no lo es tienes razones para abandonar tu confianza en lo divino.
Los baches, simplemente, forman parte del plano físico, pero no de ti. Tú formas parte de la sabiduría invisible que creó todo este plano físico y puedes confiar en ella de la forma más completa.

·  En esta vieja idea de confianza hay una sabiduría intemporal. Cualquier persona puede percibir los problemas en su interior, pero si confía espiritualmente se dará cuenta de que en su interior también están las soluciones.
Al confiar en ti mismo no buscas las soluciones a tus problemas fuera de ti mismo. En lugar de eso, mantienes tu confianza, y eso te permite atraer la energía necesaria para encontrar la solución.

·  Toma tus problemas más serios y preséntaselos a Dios. Di algo así como: «No he podido resolver estos temas en mi vida y he utilizado todas las técnicas que conozco. Quisiera mostrar mi confianza en la fuerza divina colocándolos simplemente en tus manos. Al hacerlo así, sé que la fuerza divina que eres tú, Dios,también soy yo, y confío en que esta acción me conducirá a la solución de estos problemas».
Te puedo asegurar que este método te pondrá en contacto directo con un poder muy superior al que puedas encontrar en una botella, una cuenta bancaria, un cónyuge, una enfermedad o cualquier otra cosa del plano terrenal a la que puedas recurrir. Yo dejé atrás todas las adicciones de mi vida gracias a estas simples palabras: «Lo he intentado todo, y ahora pongo mi confianza en Dios».
No se trataba de algo externo. Simplemente confié en esa fuerza y esta empezó a mostrarse en mi programa de abstinencia diaria. Confié en la sabiduría eterna y también confié en mi capacidad de recibir esa sabiduría y aplicarla. Este mismo proceso ha sido la fuente de todas las manifestaciones que he vivido y continúa transpirando en mi vida diaria.

·    La presencia de una confianza completa se manifiesta abiertamente en tu vida cuando todo aquello que piensas, sientes y haces se encuentra equilibrado y en armonía. Por el contrario, la disparidad entre pensamiento, estado emocional y comportamiento refleja un alejamiento de la actitud de confianza que intento animarte a adoptar al poner en práctica este segundo principio de la manifestación.
Examina atentamente sus pensamientos. Comprueba si esos pensamientos son totalmente congruentes con tus acciones. Decir «Creo en un cuerpo saludable» y dedicarse a comer de modo poco saludable, disuelve la confianza en uno mismo. El pensamiento, las emociones y el comportamiento congruentes constituyen fuertes indicadores de la confianza que tienes en ti mismo. Y ten en cuenta que al confiar en ti mismo, estás confiando al mismo tiempo en Dios.
Cuando uno es incongruente con sus pensamientos, está demostrando falta de confianza en la divinidad que es su propia esencia. Sé honesto contigo mismo. Identifica las incongruencias y confía en tu capacidad para trascenderlas, y atraerás así la energía que necesitas para efectuar esta transformación. Pero si te aferras a la incongruencia, si piensas una cosa y te comportasde modo poco sincero, sabotearás tu capacidad para confiar en ti mismo y también en la sabiduría infinita.
Al practicar la rendición, has de reconocer la riqueza que hay en ti, en lugar de lamentarte por tu supuesta impotencia. Al practicar la confianza espiritual, estás rindiendo tu ego y todas tus creencias alucinatorias ante un poder superior. Simplemente, te dejas llevar, sabiendo que la guía divina está siempre contigo.

·    Inicia una práctica de meditación para dedicarte a contemplar el principio supremo que se encuentra más allá de las mezquindades de este mundo. Sí, estás en este mundo, pero no te hallas contaminado por él. La mente necesita y anhela serenidad. La meditación no se reduce simplemente a hacer que la mente crea que está meditando. La meditación es, literalmente, la personificación de la verdad y la confianza. La liberación se revela en la purificación de la mente.
La práctica de la meditación es una poderosa herramienta en mi vida. Soy escritor, a veces escribo durante horas y todo fluye mágicamente. Llega entonces un momento en el que ya no encuentro más palabras. Deseo escribir y no sucede nada. Por mucho que lo intente, no consigo escribir nada.
En esos momentos, he aprendido a dejar la máquina de escribir y a sentarme tranquilamente, a cerrar los ojos y rendirme. Ni siquiera sé ante qué me rindo, pero simplemente me dejo llevar e intento purificar mi mente. Luego, al cabo de un tiempo de haberme rendido a la meditación, siento que contacto con algo que es una fuente de inspiración, y escribo entonces una página tras otra, sin tener ni la menor idea de dónde procede. Este proceso de cerrar los ojos y de serenarme, me proporciona la capacidad para conectar con esa fuente de inspiración. Y la palabra «inspiración» viene de «en espíritu».
Eso es confianza. Eso es gracia. Es saber que puedo enfrentarme literalmente a mí mismo con un espíritu de serenidad, y que atraeré hacia mí aquello que busco. Esta es la energía de la manifestación y se produce con mayor frecuencia cuando la mente está serena. Es la mente serena la que entra en contacto con la verdad.
Cuando meditamos, entramos en contacto con la parte de nosotros mismos que es verdad. El proceso de rendición nos ayuda a utilizar esta verdad en nuestras actividades cotidianas. Lo mismo sucede con la confianza. Ríndete a ella en tus momentos de serenidad y conocerás la verdad de este principio.
Este segundo principio espiritual de la manifestación nos conduce a un lugar superior dentro de nosotros mismos. Nos aporta la confianza en algo distinto a aquello que percibimos con nuestros sentidos. Ilumina dentro de nosotros la certeza de que en este viaje hay muchas más cosas de las que se ven a simple vista, y eso nos reconforta hasta el punto de que la ansiedad y la duda dejan paso a una gran paz interior.
Cuando se confía, se sabe. Y algo que se sabe no puede verse silenciado por las opiniones contradictorias de cualquier persona con la que se encuentre. Cuando esa confianza se convierta en tu estilo de vida, serás independiente de la opinión de los demás. No necesitarás demostrarte nada ni a ti mismo ni a nadie, ni convencer a nadie de la razón de tus puntos de vista.
Serás un sabio silencioso, que se mueve a través de este plano material sabiendo que has conectado con una fuente de inspiración que te proporciona todo el sustento que necesitas. De hecho, empezarás a ver cómo este plano terrenal es en realidad una gran parte de ti mismo, mucho más de lo que hubieras podido imaginar. Y ese es precisamente el tema del tercer principio de la manifestación.

SUGERENCIAS PARA VIVIR EL PRINCIPIO: UNO CON EL AMBIENTE.

·         Haz un esfuerzo consciente por controlarte cuando empieces a pensar cosas que reflejen separación. Imagínate como una parte de todo lo que ves, e intenta proyectar la energía de tus pensamientos en todos los seres vivos del planeta.
Sustituye el pronombre «nosotros» por el pronombre «ellos» y envía energía sagrada a tus compañeros de trabajo, familiares, extraños y a la gente a la que sólo ves en la televisión. Di en silencio: «Yo soy estas personas», «Yo también estoy en esos árboles y en esas nubes», «Somos verdaderamente el mundo y no estoy separado de nada ni de nadie». Esta práctica interior te ayudará a abrazar la idea de que eres un ambientorganismo, en lugar de un organismo situado en un entorno.Contempla la energía que es tu fuerza vital. Olvídate de tu cuerpo y de tus pensamientos, y centra la atención en la fuerza vital invisible que sostiene tu mismo ser, y que también se conoce como chi o prana. Ve si puedes percibirla objetivamente y procura hacer también lo mismo con la energía de alguien cercano a ti. Observa a esa persona y olvídate de tu cuerpo. Centra la atención en la idea de que ambos compartís la misma energía y de que por lo tanto sois la misma persona en ese nivel de energía.
Observar la propia energía y la energía de aquellos que te rodean es una forma de ponerse en contacto con la esencia espiritual de todos y de todo. La conciencia de esta conexión te ayudará a utilizar tu energía para atraer aquello que deseas, puesto que la fuerza vital también está presente en todo lo que deseas manifestar en tu vida.

·    Confía en la sabiduría de tus sentimientos. Cuando sientes algo siempre hay una razón. Puedes evitar que te domine la opinión de los demás no depositando tu confianza en algo que tu corazón no sienta.
Confía en la sabiduría de tus sentimientos, porque nacen de la seguridad de tu experiencia de la vida. Al confiar en tus sentimientos, confías en la energía que conforma el universo. Esos sentimientos son el vínculo que te une a la fuerza vital del universo, y nunca debes ignorarlos en favor de algo que tu corazón no aprueba.

·    Practica el ser amable, respetuoso y cariñoso hacia la fuerza vital que se manifiesta en todas las cosas. En otras palabras, demuestra con tu comportamiento que el Dios que hay en todo lo creado es importante.
Vivo cerca del mar durante la mayor parte del año, ya sea en Florida o en Hawai. Una mañana paseaba por la playa en Florida cuando miles de pequeños y diminutos peces plateados se vieron arrastrados por el agua hasta la orilla. Todos ellos saltaban de un lado a otro, boqueando, en busca de agua. Empecé a arrojar los peces de regreso al océano, que estaba ahora un poco más tranquilo.
Mientras intentaba devolver los peces al mar, un hombre pasó por mi lado y se rió de mis esfuerzos. Dijo algo así como: «¿Es que no se da cuenta de la inutilidad de su tarea? Hay miles de peces en la orilla, y sus esfuerzos no servirán de nada». Yo me incliné y devolví otro pez al agua, al tiempo que respondía: «Para este habrán servido de mucho». Recuerda que tus esfuerzos siempre serán útiles, aun cuando estés convencido de que son minúsculos comparados con la magnitud del problema.
Ser suave, respetuoso y cariñoso con otra persona o criatura tiene una gran importancia, tanto para ti como para el otro. La energía del amor se envía hacia el universo y conecta con la misma esencia del amor que existe en todas las cosas. Esto no contradice en absoluto la existencia de una cadena alimenticia natural, sino que implica que el amor, el agradecimiento, el respeto y la amabilidad se extienden a todo, incluso a aquello que forma parte de tu dieta.
La energía de ese alimento también sirve para sustentar la vida y, en último término, toda criatura y todo ser se convierte en alimento para otros seres, incluido tú mismo. En esencia, todos somos el alimento del mañana. El universo absorve todas las formas y las transforma en una forma nueva, mientras que la energía almacenada en esa forma es eterna.

• Hazte el propósito de pasar cada día un tiempo a solas y en silencio, meditando sobre este principio. Repite el principio una y otra vez, como un mantra silencioso: «Yo no soy un organismo en un entorno, sino un ambientorganismo». Al repetir estas palabras para tus adentros, terminarás por proyectar esta realidad hacia el exterior.
Este es el principio de tu proyecto de manifestación, porque la manifestación no es sino la materialización de un nuevo aspecto de ti mismo, con el que siempre has estado conectado a un nivel espiritual.
• Convierte el espacio donde se desarrolla tu vida en algo tan sagrado como te sea posible. Bendice todo cuanto te rodea y busca la vida que aportan las plantas, las flores y los animales. Dedica algún tiempo a contemplar tu espacio vital como un lugar sagrado.
Cuanto más vivifiques tu entorno con pensamientos y sentimientos sagrados, tanto más espiritualmente conectado te sentirás. La asunción de una actitud de espacio sagrado atrae automáticamente a tu mundo más que una actitud de indiferencia u hostilidad. Un entorno hostil alimenta el descontento e impide que aquello que necesitas y deseas se manifieste en tu vida.
Esto es evidente en las grandes ciudades, donde se muestra muy poco respeto por el entorno inmediato: se han cortado los árboles, se han eliminado los parques y la mayoría de todo eso se ha visto sustituido por cemento, tiendas, rascacielos y autopistas. Cuando los constructores o los habitantes de un lugar no hacen honor al espacio, alejan el alma.
Lo que se manifiesta entonces es un mundo hostil, aterrador, en el que no hay cariño, un mundo poblado por gentes que perciben las cosas de ese modo. Restaurar la naturaleza y todo lo que sea natural para la vida y en aquellos lugares de los que ha sido desterrada en nombre del desarrollo y los beneficios, constituye una forma de devolver la energía que se manifestará en forma de amor, felicidad y prosperidad.
El poeta sufí Rumi escribió un poema hace casi un milenio, titulado «El mercado de semillas», que refleja esta conciencia.
El mercado de semillas

¿Puedes encontrar otro mercado como éste? ¿Donde,
con tu propia rosa,
podrías comprar cientos de rosales?
¿Donde,
por una semilla,
podrías obtener toda una selva?
¿Por un débil aliento, el soplo divino?
Has tenido el temor de ser absorbido en la tierra o arrastrado por el aire.
Ahora, tu gota de agua se va y cae en el océano, de donde vino.
Ya no tiene la forma que tuvo, pero sigue siendo agua. La esencia es la misma.
Esta entrega no es un arrepentimiento, sino un profundo honor a ti mismo.
Cuando el océano se acerque a ti como amante, cásate en seguida, rápidamente,
por el amor de Dios.
¡No lo retrases!
La existencia no tiene mejor don.

Ninguna búsqueda encontrará esto.

Un halcón perfecto se ha posado, sin razón alguna, sobre tu hombro, y se ha hecho tuyo.
De Rumi básico
• Sé consciente de cómo tus juicios te impiden conectarte con aquello que estás juzgando. Un juicio implica que te consideras como algo separado de aquello que juzgas. Recuerda que es posible contemplar el mundo sin condenarlo, sin tener absolutamente ningún juicio o interpretación, sino simplemente permitir que sea como es.
Es el ego lo que hace que mantengas ese apego por la idea de la individualidad, cosa que, naturalmente, inhibe tu conciencia de este tercer principio. Tu ego analiza, condena, define, evalúa, interpreta y juzga casi todo. Esfuérzate diariamente por desprenderte de esa idea y apender a verte como una parte de todas esas personas y cosas que ahora estás juzgando. Cuando la necesidad de juzgar desaparezca, significará que finalmente has comprendido que formas parte de aquello que estás juzgando. Tu juicio no es más que una definición de ti mismo.
Como ambientorganismo, verás que el juicio es casi imposible y eso te permitirá utilizar tu energía de una forma mucho más productiva y amorosa, para manifestar aquello que deseas, en lugar de juzgar a los demás.

• Diviértete imaginando que eres un holograma. Si recuerdas que eres una pieza diminuta de la humanidad, reflejada en tu pequeña imagen y personalidad, entonces dispondrás de luz verde para reflejar a la humanidad que te gustaría ver en tu mundo. Eres un fragmento diminuto de un holograma compuesto aproximadamente por seis mil millones de piezas, y eres un reflejo de esos seis mil millones de piezas en cada momento de tu vida.
Probablemente tu cerebro racional tendrá dificultades para asimilar este concepto. Si es así, echa un vistazo a un holograma tridimensional y trata de imaginar con tu mente racional cómo es posible que un solo y pequeño fragmento pueda reflejar el todo. Eso no es algo que pueda entender tu cerebro. Has de entenderlo con tu corazón. Intenta verte de este modo, desde tu corazón, y podrás experimentar la increíble fuerza que tienes como parte del holograma del mundo.

Este es el tercer principio de la manifestación espiritual. Todos nosotros somos simultáneamente nuestro propio ser y también todo aquello que está fuera de nosotros. No podemos separarnos de nuestro entorno mientras estemos en un cuerpo físico. Si somos conscientes de esto, entraremos en contacto con la energía de la atracción, que es el tema del cuarto principio.

LA ENERGÍA COMO UNA FUERZA QUE PODEMOS UTILIZAR

ALGUNAS IDEAS PARA APLICAR ESTE PRINCIPIO


• Por la mañana, al levantarte, tómate un momento para estar a solas y pregúntate: «¿Cómo se produjeron las condiciones de mi vida que me gustaría cambiar?», «¿Cómo puedo facilitar el establecimiento de un contacto consciente con mi fuente de energía ilimitada e invisible?».

Estas dos preguntas, planteadas repetidas veces, empezarán a crear sus propias respuestas. Recuerda que es el espíritu el que otorga vida y movimiento a todas y cada una de las cosas, incluido tú mismo. Eso es lo que causa tu misma existencia. En consecuencia, lo que realmente estás pidiendo es unirte con el espíritu de tu vida.
Pronto te darás cuenta de que las condiciones de tu vida han sido manifestadas por ti mismo, aun cuando no fueras consciente de ello. Tus pensamientos e imágenes mentales de carencia, escasez, ensimismamiento, autoritarismo, enfermedad, culpabilidad, preocupación y otros similares son los que has situado en el espíritu universal y así se han manifestado en tu vida. La segunda pregunta fluirá a partir de la respuesta a la primera.
Puedes acelerar tu contacto consciente irradiando una clase de imagen mental totalmente nueva, al mismo tiempo que aplicas el cuarto principio.
• Explora la posibilidad de que la razón por la que crees que la vida es limitada sea porque has asumido que esa limitación está en tu propia vida.
En el mundo de la naturaleza, la vida, el amor y la belleza se reproducen visiblemente. Tú también formas parte de la naturaleza. ¿Incluye tu visión de la vida el proceso creativo natural que se reproduce dentro de ti mismo? ¿Has asumido una visión de la vida propia de un ingeniero, con una conclusión mecanicista de causa y efecto?
Quizá podrías cambiar esta idea de la causa y el efecto, verlos como una ley, pero no como la ley. La ley de la mente originadora está más allá del mundo de los límites y las mediciones. Tú te originaste a partir de esta ley, y tu imaginación es un ejemplo perfecto de ello. No hay reglas, ni límites, ni formas. ¡Todo es ilimitado!
La fuente de tu imaginación es la fuente divina. Es aquí donde estableces ahora contacto con la fuente de luz, en eterno movimiento, siempre viva. Permanece en este lugar y experimentarás el contacto consciente con la inteligencia divina que lo ha creado todo.

·  Sea cual fuere la imagen que puedas crear mentalmente, esta te ayudará a saber que la energía creativa fluye a través de ti. Tu imagen mental también aporta una dirección al flujo de energía. Y determina su eventual aparición en forma material.
Con tu imagen no estás forzando nada. El esfuerzo agotador es contraproducente para la manifestación porque implica la idea de una fuerza que hay que superar. Rechaza la idea de forzar nada o de plantear demandas. En lugar de eso, imagina el conocimiento creativo que te permitió llegar hasta este mundo de la forma. La fuente de la creación es una energía cariñosa, fluida, suave y pacífica. Cualquier intento por cambiar eso con exigencias o con un esfuerzo agotador no hará sino inhibir el flujo.

·  Es vital que incorpores en tu imagen mental el concepto de un principio y un final, o de un primero y un último. Al aplicar este pensamiento alfa y omega, estableces que primero es el pensamiento, el principio, lo que crea la forma, que es el final.
El pensamiento encuentra forma en algo situado en el tiempo y en el espacio. La expresión del pensamiento en la forma implica un desarrollo gradual, con un principio y un final.No limites nunca el espíritu de ninguna forma. Si experimentas alguna clase de fricción, eso significa que existe un error en tu pensamiento y en tu proceso de formación de imágenes, no que la fuerza creativa funcione de modo incorrecto. No puedes originar la fuerza originadora, sino sólo distribuirla.
Limítate a comunicarle al espíritu lo que deseas, sin decirle cómo deseas que suceda. Luego retírate, lleno de fe y confianza. No necesitas especificar los detalles, simplemente prepárate para verlos particularizarse en una disposición infinita de posibilidades. ¡Permanece atento para detectar los indicios!
·    Guárdate tus imágenes mentales para ti mismo. Lo que deseas atraer es una cuestión íntima, algo entre tú y Dios. Discutirlo con los demás no hará sino disipar la energía en la dirección del ego y de las opiniones de los demás.
Sé discreto y silencioso de cara al exterior, al tiempo que mantienes interiormente la fe en tu capacidad para establecer el contacto consciente con la energía que es la fuente de la existencia. Despréndete de la necesidad de convencer a los demás de lo correcto de tu postura. Permanece al margen de la opinión de los demás y concéntrate en tu capacidad para atraer aquello que piensas que falta en tu vida.
·    Examina todas las cosas de las que careces. Luego, di para ti mismo: «He creado todo esto con mis pensamientos, condicionamientos, creencias y acciones». Sólo al reconocer que siempre has atraído hacia ti aquello que has irradiado hacia el exterior, en forma de energía invisible, podrás utilizar esta misma energía de una manera mucho más productiva.
Destierra cualquier sentimiento de culpa sobre tus acciones del pasado. No existe pasado en la fuerza creativa de la energía. Sólo existe un ahora universal. Ahora sabes que no has hecho sino manifestar las cosas que supiste atraer en el pasado, y vas a cambiar eso. Has atraído precisamente todo aquello que necesitabas en cada uno de los días de tu vida que constituyen el ahora universal. Y en este mismo ahora, vas a asumir una nueva pauta de energía que te conducirá al cuarto principio de la manifestación.
Nada está fuera de ti. Puedes atraer cualquier cosa una vez que sepas que existe en la conciencia de tu mente y que tiene que materializarse a partir de tus nuevos pensamientos. Sé responsable y confía, y verás funcionar casi inmediatamente tu poder de atracción.

·  El pensamiento es acción creativa. No es ni bueno ni malo. No obstante, aquellos pensamientos sobre los que más meditas son los que determinan qué poseerás o no poseerás. Aquello en lo que pienses es aquello en lo que te convertirás.
Sé consciente de los pensamientos o imágenes que pueden manifestar algo que no deseas. Si tus condicionamientos te impulsan a pensar en términos de pesimismo, o de imposibilidades, o hacen que utilices tus desgracias pasadas como excusa para no tener una vida más feliz y abundante, erradica esos pensamientos de tu mente. Si descubres que no haces sino quejarte ante los demás, recuerda que tus quejas no son más que una manifestación de tus pensamientos.
Dirígete directamente al poder que te permite tener pensamiento, y pídele que te ayude y te guíe hacia nuevas formas de crear imágenes mentales. En cuanto te descubras inmerso en pensamientos o quejas, puedes iniciar la formación de esas nuevas imágenes. Este nuevo proceso de formación de imágenes mentales te resultará muy fácil una vez que comprendas que estás conectado con el poder que permite que atraigas todo aquello que deseas.
Por difícil que sea de concebir, debido al condicionamiento del ego, lo cierto es que eres una de las formas mediante las que Dios se ha particularizado en este mundo material.

·  Empieza a actuar como si ya existiera en tu vida aquello que quisieras atraer. Si deseas crear curación, formula la imagen, irradia hacia el exterior esa energía para conectar con la energía que todo lo ha creado, sé alegre y confía en tu conocimiento, no lo compartas con nadie y luego empieza a actuar de una manera nueva y saludable.
El universo te dará algunas pistas mínimas para empezar tusnuevas acciones. Proceder a actuar de acuerdo con tu imagen mental permitirá acelerar el proceso.
Si deseas materializar más prosperidad, inicia el proceso de pensar en la abundancia y de actuar también del mismo modo. Da gracias por todo lo que se ha manifestado en tu vida. Examina las posibles maneras de mostrar tu agradecimiento y corre algunos riesgos, sabiendo que aquello que deseas atraer ya es una energía que compartes. Cómprate algo especial y entrega algo a alguien menos afortunado, aunque tu ego lo rechace.

·            Hojas de hierba, de Walt Whitman, es uno de mis libros favoritos. Te recomiendo que leas diariamente pequeños fragmentos, como hago yo con frecuencia. He aquí una parte que habla de nuestra unicidad con la energía divina.

A través de la inmensidad informe del espacio, ¿cómo pensaría yo, cómo respiraría, cómo hablaría si, desde mí mismo,
no pudiera lanzarme hacia esos universos superiores?

Me sobrecogen de pronto el pensamiento de Dios,
la naturaleza y tus prodigios, el tiempo, el espacio y la muerte, pero me vuelvo y te invoco, oh alma, oh, mi ser real, y he aquí que dulcemente dominas a los astros,
te unes al tiempo, sonríes satisfecha con la muerte,
y llenas y expandes las inmensidades del espacio.

La palabra clave en este pasaje es, según mi opinión, «mi ser real». Lo mismo puede aplicarse a ti, que a Walt Whitman, o a cualquier otra persona en el universo.

Con esto concluye la exposición del cuarto principio de la manifestación espiritual. En pocas palabras, este principio nos dice que hay una inteligencia y un poder creativo y sensible en toda la naturaleza. Y esa inteligencia es dócil a nuestras sugerencias.
Tú formas parte de la naturaleza y de esta inteligencia, que es mayor que cualquier individuo. El individuo que eres, también es una forma particularizada de esa inteligencia. Este infinito poder se encuentra en todas las cosas y en todo el espacio y se manifestará desde la energía espiritual o informe que existe en el mundo invisible, hasta el mundo de la forma y de los límites.
Una vez que sepamos esto más allá de toda duda y que lo pongamos en práctica en nuestras vidas, veremos las imágenes de los deseos de nuestro corazón transformadas en nuestra realidad exterior. El quinto principio explica la importancia de nuestros sentimientos, absolutamente dignos de recibir estos dones.

UN PLAN QUE TE AYUDARÁ A VER QUE ERES DIGNO DE RECIBIR Y ATRAER DESDE LA FUENTE DIVINA
Las siguientes sugerencias representan un plan paso a paso para intensificar tu receptividad al poder de la manifestación en tu vida. Si lo pones en práctica, no cabe la menor duda de que te sentirás digno de la bendición del espíritu divino que lo abarca todo.

• La palabra «inspiración» significa literalmente «estar infundido de espíritu», o en el espíritu, si se quiere.

·         Practica hacer aquello que te guste, y procura que te guste lo que haces cada día. Si vas a hacer algo, concédete el beneficio de no quejarte y, en lugar de eso, muestra cariño por esa actividad. Tu lema aquí ha de ser: «Me gusta lo que hago, y hago lo que me gusta». Eso te sitúa «en el espíritu» y te proporciona literalmente el entusiasmo para ser un receptor digno de la gracia de Dios. La palabra entusiasmo procede de la raíz griega entheos, que significa, literalmente, «estar lleno de Dios».

·         Haz todos los esfuerzos posibles por eliminar de tu vocabulario y de tu diálogo interior los hábitos internos de pesimismo, negatividad, juicio, quejas, murmuraciones, cinismo, resentimiento y crítica destructiva. Sustitúyelos con optimismo, amor, aceptación, amabilidad y paz como forma de procesar tu mundo y a las personas que hay en él.

·         Al margen de lo mucho que te sientas tentado de retroceder hacia hábitos cínicos, recuerda que esa es la energía que estás enviando al mundo, y que con ello transmites un mensaje que bloquea la energía que te devolverá lo que deseas. Si estás lleno de negatividad, te encuentras desequilibrado y tus resentimientos indican que no te sientes digno o preparado para aceptar la energía amorosa que deseas.

·         Procura encontrar cada día un momento de tranquilidad para erradicar los sentimientos de indignidad. Ese tiempo de oración o meditación, o de experimentar simplemente el silencio, alimentará tu alma y eliminará finalmente todas las dudas que puedas abrigar acerca de no merecer el ser beneficiario de la abundancia del universo.
·    Lee literatura espiritual y poesía, y escucha música clásica suave siempre que te sea posible. He descubierto que el simple hecho de leer la poesía de Walt Whitman, de Rabindranath Tagore o de Rumi, hace que todo se sitúe en una perspectiva más sagrada para mí.
·    Leer las grandes enseñanzas de los maestros es como realizar una tarea espiritual en casa. Entre ellas se incluyen el Nuevo Testamento, Curso de milagros, la Torah, el Corán y el Bhagavad Gita. Estas grandes obras son una forma de estar en el espíritu (inspirado) y de disolver las dudas sobre si mereces o no materializar en tu vida aquello que deseas.
·    El siguiente y hermoso poema de El profeta, de Jalil Gibran, es un ejemplo de esta clase de literatura. Lo incluyo aquí para que lo estudies. Prestauna particular atención a las palabras «Vuestros corazones conocen en silencio los secretos de los días y las noches», y «Pues el alma recorre todos los caminos». Estos son los pensamientos que he resaltado a lo largo de todo este libro, al tratar de animarte a conocer tu propia dignidad divina.
Sobre autoconocimiento
De El profeta, de Jalil Gibran (1923)
Y un hombre dijo: háblanos del autoconocimiento.
Y él contestó, diciendo:
Vuestros corazones conocen en silencio los secretos
de los días y las noches.
Pero vuestros oídos ansían el sonido
del conocimiento de vuestros corazones.
Conoceréis con palabras aquello que siempre habéis conocido en vuestro pensamiento.
Tocaréis con vuestros dedos
el cuerpo desnudo de vuestros sueños.
Y está bien que lo hagáis.
La fuente oculta de vuestra alma
tiene que brotar y correr
murmurante hacia el mar;
y el tesoro de vuestras profundidades infinitas
será revelado ante vuestros ojos.
Pero que no haya balanzas donde pesar
vuestro desconocido tesoro;
Y no busquéis las profundidades de vuestro conocimiento con el bastón o el sonido.
Pues el sí mismo es un mar ilimitado e inconmensurable.

No digáis «He encontrado la verdad», sino más bien,
«He encontrado una verdad».
No digáis «He encontrado el camino del alma».
Decid más bien «He encontrado el alma caminando
por mi camino».
Pues el alma camina por todos los caminos.
El alma no sigue una línea,
ni crece como un junco.
El alma se despliega a sí misma,
como un loto de innumerables pétalos.

·  Procura rodearse en la medida de lo posible de cosas bellas.
Escribo estas palabras en la isla Marco, al sudoeste de Florida. Cada atardecer, dejo la máquina de escribir y salgo a la playa, para experimentar la magnificencia de la puesta del sol sobre el golfo de México. Cada vez que participo en este ritual diario, me siento lleno de respeto ante la enorme energía implicada en el movimiento de la tierra alrededor del sol. Respiro esa energía, y me siento agradecido por el hecho de formar parte de toda esta belleza.
Formar parte cada atardecer de esta puesta de sol me hace sentir que estoy en mi hogar, más allá de este planeta y me abre a la naturaleza más profunda que hay dentro de mí mismo. Jamás podría sentirme desmerecedor de la gracia y la munificencia del universo cuando me hallo inmerso en esta belleza. Lo mismo sucede al experimentar virtualmente cualquier belleza: tienes latendencia a eliminar la duda acerca de la propia divinidad y de la conexión con la verdad última que hay en todo y en todos.

e Practica la amabilidad para contigo mismo y para con los demás, con toda la frecuencia que te sea posible.
Abandona tu necesidad de tener razón y de ganar; en vez de eso, sé amable, y pronto conocerás la bendición de la paz interior. Recuerda que tu yo superior sólo desea paz. Al practicar la amabilidad, la paz aparece inmediatamente. Al estar en paz contigo mismo y con tu mundo, sabes que eres un digno receptor de todo lo que se cruza en tu camino. Empiezas a confiar entonces en la energía que aporta la realización de tus deseos.
Si te encuentras en un estado de confusión y, en consecuencia, te preocupa ganar o perder, te hallas a merced de tu propio ego, al que le encanta la confusión. Toda esa confusión interna hace que te cuestiones a ti mismo y tu valía en comparación con otros. Y eso trae consigo la duda acerca de si eres o no digno de recibir y manifestar.
Ponte la meta de ser cada día amable con los demás, al menos una vez, y extiende ese mismo privilegio hacia ti mismo, tanto como te sea posible. Siempre tienes una alternativa acerca de cómo va a reaccionar tu espíritu. La alternativa de la culpabilidad, la preocupación, el temor o el juicio no es más que un pensamiento que se transfiere a tu fisiología. Cuando tu yo físico se ve desequilibrado por estas emociones, te sientes demasiado enfermo e infeliz como para pensar siquiera en participar en el acto de la cocreación de una vida bienaventurada. Te saboteas a ti mismo, y todo por la falta de voluntad para ser amable contigo mismo y con los demás.

§ Empieza a considerar el universo como un lugar amistoso, antes que enemistoso. Sitúa en la categoría de «lecciones» todas las heridas de las fases anteriores de tu vida. Deja de verte condicionado por esas heridas y de convertirlas en un brazalete identificativo.
Desvincúlate de la actitud de que este mundo es maligno, está lleno de gente mala, y empieza, hoy mismo, a buscar el bien en la gente con la que te encuentres. Recuerda que, por cada acto de maldad, hay millones de actos de amabilidad. Este universo funciona con la energía de la armonía y el equilibrio. Inspira para absorber esa energía y elimina de tu mente y tu corazón la idea de que eres una víctima. Toda vinculación con tus traumas crea una toxicidad celular en tu cuerpo y un envenenamiento espiritual de tu alma.

• Repítelo una y otra vez, hasta que quede bien grabado: «Soy lo que soy, y soy digno de la abundancia que hay en el universo, y de todo lo que hay en él, incluido yo mismo».

Te encuentras ahora en el camino de saber que eres merecedor de atraer y manifestar en tu mundo. Eres consciente de tu yo superior. Confías en ti mismo y en la sabiduría divina que te ha creado. Sabes que no estás separado de tu entorno, y que dentro de ti existe el poder para atraer.
El siguiente principio se refiere a la energía del amor y a lo importante que es conocerla y experimentarla en todo tu ser, antes de empezar a aplicar los tres últimos principios de la manifestación.
Mira BAI

ALGUNAS FORMAS DE PONER EN PRÁCTICA EL AMOR INCONDICIONAL

·    Ten muy en cuenta, sobre todo, que el amor transforma. Cada acto de amor libera energía bloqueada en tu cuerpo. El amor incondicional cura el cuerpo y la mente. Recuérdate esta verdad hasta que se convierta en tu propia realidad. El amor es una frecuencia con la que puedes sintonizarte, del mismo modo que sintonizas una frecuencia en la radio.
·    El polo opuesto del amor es el temor. El temor es una corriente de energía que recorre literalmente tu cuerpo y que se produce cuando te sientes desgajado de la fuente de amor incondicional. Cada vez que experimentes temor, pregúntate: «¿Qué está ocurriendo para que haya sustituido en este momento el amor por el temor?». Esta especie de monólogo contigo mismo te permitirá ser consciente de que vuelves a sentir miedo porque has perdido tu alineación con el amor.
En esos momentos de clarividencia, has de expulsar de tu cuerpo la energía del temor, abrazando el amor incondicional. Cuando sientes miedo, no te quepa la menor duda, la angustia por fracasar, por no recibir aprobación, por tu aspecto, tus titulaciones, o lo que sea, se deben a la ausencia de amor incondicional. Cuando experimentes temor, busca su fuente y verás cómo se disipa casi instantáneamente.
·  Recuerda que el amor se manifiesta en tus pensamientos yen tus actos de unicidad. Cuanto más unido te sientas a la fuente divina, tanto más actuarás de formas amorosas con respecto a los demás.

·  Adquiere el hábito íntimo y regular de meditar. Cada vez que inspires, siente cómo absorbes amor incondicional. Cada vez que espires, expulsa los pensamientos de temor. Este ejercicio individual puede ser la tabla de salvación te conduzca al amor incondicional y al mundo de la manifestación.
Cuando salgas a dar un paseo, utiliza tu respiración para absorber la esencia del amor y sentirla fluir por todo tu cuerpo. Utiliza la respiración como un medio de inhalar amor de la fuente divina, y de exhalar temor al expulsar el aire. Te sentirás relajado y experimentarás más alegría y libertad.

·  Elije un día para practicar este ejercicio con alguna otra persona. Poneros el objetivo de pensar, actuar e irradiar nada más que amor incondicional durante veinticuatro horas, incluidos los sueños. Para vosotros, cada momento de ese día sólo estará infundido de amor.
Esto significa que en cuanto aparezca un pensamiento moralizante o alguna clase de juicio, lo expulsarás inmediatamente de tu interior y lo sustituirás por otro de amor incondicional. Si esto funciona, intenta ver si puedes alargarlo uno o dos días más. Cuanto más dure el ejercicio, tanto más espectaculares serán los cambios.
Empezarás a observar entonces que surgen acontecimientos sincrónicos, y tendrás la sensación de que Dios se ocupa especialmente de ti. Observarás un aumento de energía, un cambio interesante en tus sueños, que se hacen más intensos y espirituales; te verás a ti mismo atrayendo cosas que antes parecían fuera de tu alcance; experimentarás con toda seguridad una mayor alegría, bienaventuranza y también una mayor riqueza en tu relación con los demás.

·    Toma la decisión de presentarle a Dios tus mayores desafíos en el ámbito del amor incondicional. Diríjelos simplemente hacia Dios, acompañándolos con una petición como: «No he podido aportar amor en mi vida en estos ámbitos, y solicito la guía divina para lograrlo. Sigo albergando rencor y odio hacia estas personas, y os pido queme mostréis el camino hacia el amor incondicional».
Al reconocer que te sientes impotente, admites que tus condicionamientos y las experiencias de tu vida no te han proporcionado las herramientas para irradiar amor en esos ámbitos. Pero también reconoces que existe una energía superior, y le pides a esa fuerza superior que te guíe. Al hacer esto, demuestras que confías en la fuerza de Dios, y admites que no puedes superar tu ego.

·  En los momentos de oración no tengas miedo de solicitar ayuda. Si quieres eliminar el temor y el odio y vivir con un espíritu de paz, se te proporcionará ayuda. No impongas ninguna clase de condición respecto al modo en que quieres recibir esa ayuda. Limítate a solicitarla con honestidad y, cuando aparezca, da las gracias.

·  Reconoce la relación entre manifestar el deseo de tu corazón y el amor incondicional. El amor incondicional es la energía del universo, es lo que Dios es y, en consecuencia, también lo que eres tú. Sin este amor, pierdes la conexión con los procesos creativos.
No puedes atraer hacia ti aquello con lo que ya estás conectado si has saboteado la conexión. La presencia del amor incondicional está en todas las cosas que deseas atraer, así como en ti mismo. Manténla honestamente y conservarás la capacidad para «saber que eres un dios». Piérdela y habrás perdido tu divinidad. Así de simple.
Recuerda todo esto cuando te preguntes por qué no se materializan tus deseos en tu vida. Invariablemente, la respuesta tendrá que ver con la ausencia de amor incondicional en algún lugar de tu mundo interior.

·         No necesitas engañarte a ti mismo con el amor incondicional. Si no amas la personalidad de otra persona, sé honesto, puedes seguir amando la esencia, la verdad de todo aquel que vive en este planeta y más allá. Observa cómo se desdobla cada cual, incluso cuando su comportamiento entre conflicto con lo que tu sabes que es divino y santo. Ten la seguridad de que están dominados por sus egos, que han expulsado de sus comportamientos todo rastro de su esencia divina. A pesar de eso, debes enviar amor a la esencia que se encuentra tras sus acciones.
Cuanta mayor capacidad tengas para ver más allá de la personalidad y del comportamiento individual, tanta más luz aportarás al planeta. Tu mundo se va a ver transformado a través de un cambio en la conciencia, y en esa nueva conciencia el amor va a triunfar sobre las pasiones del ego. Envía amor aunque te desagrade lo que ves y es posible que cambie incluso delante de tus propios ojos.

·         ¡Haz que tu palabra sea ley! Mantén la armonía dentro de ti mismo y experimentarás amor prácticamente en todas las situaciones. Cumple lo que digas con amor. Eso te proporcionará un equilibrio que brilla por su ausencia en aquellos que viven sumidos en los sentimientos de culpa y autorreproche. Cuanto más practiques «Mi palabra es ley. Tengo que mantenerla», tanto más equilibrada será tu vida.
El universo funciona sobre un equilibrio y la energía que lo mantiene equilibrado es el amor. Al declararte a ti mismo como una persona que mantiene su palabra, te alineas con la esencia amorosa del mundo.
He sido testigo del amor incondicional en acción, en la historia de Kaye O'Bara, que ha cuidado de su hija comatosa durante veintisiete años. Conté esta historia, junto con mi esposa Marcelene, en un breve libro inspirador titulado Una promesa es una promesa, y te animo a familiarizarse con esta saga verdaderamente asombrosa de amor incondicional en acción. Sentirás la inspiración al leer esta notable historia, y sabrás que estás ayudándolas también, puesto que todos los derechos de autor de este libro les son entregados a estas dos almas divinas.

Concluye aquí el sexto principio de la manifestación. El amor incondicional es un elemento fundamental de tu proceso de formación de imágenes mentales. No permitas que ningún pensamiento negativo, impulsado por el ego, penetre en el reino interior del amor.
Si pones en práctica este principio abrirás tus ojos a una verdad que escapa a la mayoría de la gente. Es el amor incondicional lo que permite que entremos realmente en contacto con la energía divina que está en todas las cosas. En tu mano está seguir este camino. Se te ha dado la posibilidad de expresar tu libre albedrío. Ese es el don que te ha concedido Dios.
Al expresar amor, te alineas con el mismo amor que se te ha garantizado con el don de tu libre albedrío. Al expresar odio, cólera, envidia y violencia, te alías con tu ego, y te niegas la maravillosa posibilidad de participar en la creación de tu vida junto con la fuente divina de energía a la que llamamos Dios.

LA PRÁCTICA DE MEDITAR PARA LA MANIFESTACIÓN

Manifestar y meditar no son cosas que puedan ir separadas. Son corno la cresta y la base de la ola, separadas y distintas la una de la otra, pero siempre juntas. No puedes hacerte adepto a manifestar los deseos de tu corazón si no estás dispuesto a dedicar tiempo a la práctica de la meditación.
La meditación es, simplemente, el acto de permanecer tranquilo, con uno mismo, y apagar el constante monólogo que llena el espacio interior de tu ser. Supone detener el constante bombardeo de pensamientos y la cháchara aparentemente interminable que llena tu mundo interior. Ese ruido interior es como un escudo que te impide conocer tu yo superior.
Practicar la meditación sana es una forma útil de lograr el silencio interior y de eliminar las influencias de la cháchara constante que es producida en buena parte por el ego. La atención de la mente se aleja de los millones de pensamientos diseminados y se centra en la conciencia del sonido mismo. El sonido sirve como un mantra, te mantiene centrado y silencia la cháchara.
Los mejores momentos para meditar utilizando esta técnica de la manifestación de los sonidos repetitivos son a la salida y a la puesta del sol. Si no estás acostumbrado a levantarte a la salida del sol, o antes, haz un esfuerzo por establecer esta disciplina durante un período de prueba de noventa días. Si eso te fuera imposible, utiliza el momento en que te despiertes para la meditación del aaah. No obstante, te animo a desafiar cualquier creencia condicionada y preestablecida que puedas abrigar relativa a tu capacidad para levantarte antes de la salida del sol para practicar la meditación de la manifestación. Tus convicciones sobre la necesidad de un cierto número de horas de sueño, o sobre tu incapacidad de levantarte de la cama, o de atesorar el sueño más que ninguna otra cosa, o cualquier otra razón similar, son el resultado de tus condicionamientos, y a menudo no representan más que excusas.
Lo que quieres es convertirte en una persona disciplinada. A primeras horas de la mañana, y particularmente antes de la salida del sol, es el mejor momento del día para despertarse. El silencio permite sentirse cerca de Dios. Es el momento en que tu mente y tu corazón se sienten más claros y están menos distraídos. Puedes percibir la energía de la curación y las soluciones en el silencio de primeras horas de la mañana, sobre todo entre las tres y las seis de la madrugada. Utiliza cosas específicas para animarte a despertarte durante estas horas,sabiendo que el tiempo empleado en una meditación de la manifestación te proporcionará mucho más descanso que unas horas más de sueño.
El sol es una gigantesca fuente de energía para nuestro planeta y todo lo que crece en él. Cuando empieza a salir, por la mañana, la energía que rompe la oscuridad es la más intensa. Es el momento ideal para empezar tu meditación de la manifestación. Te recomiendo buscar un lugar cómodo donde sentarte, sin necesidad de adoptar ninguna postura o posición concreta. La postura perfecta es aquella en la que te sientas más relajado y en paz. Si fuera posible, es aconsejable hacerlo al aire libre, aunque esto no es en modo alguno una exigencia. Junta suavemente los dedos índice y pulgar de cada mano. Cierra los ojos y dedica aproximadamente veinte minutos a esta práctica matinal.
Efectúa unas pocas respiraciones profundas y prolongadas, consciente de la pauta de tu respiración y de lo que experimentas cuando se llenan tus pulmones. Dirije luego la atención hacia el chakra raíz o base (el centro del sexo), y desplázala por el pasaje entre el chakra raíz y el chakra del tercer ojo. Piensa en él como en un canal que ha quedado obturado, y piensa en el espacio del tercer ojo como una abertura que ha permanecido sellada durante mucho tiempo, y que ahora te dispones a abrir con tu energía etérea interna. Respira ahora más profunda y prolongadamente, llenándote los pulmones y, al exhalar el aliento pronuncia en voz alta el sonido de aaah, poniendo en ello tanta emoción y volumen como puedas.
Centra tu atención en despejar el canal con este sonido de aaah. Mientras practicas la meditación del aaah, añade a tu imagen mental aquello que te gustaría crear o manifestar, desvinculándote por completo de cómo aparecerá en tu vida. (En el octavo principio he explicado con detalle la importancia de no plantear demandas acerca del cómo.) Lo que debes hacer es centrar la atención en la sensación que experimentarás cuando ese deseo se manifieste en el mundo concreto de tu vida.
Mientras meditas durante aproximadamente veinte minutos al principio del día, repite durante todo el tiempo el sonido aaah como un mantra. No obstante, hazlo únicamente en voz alta y con emoción durante aproximadamente el primer tercio del tiempo. Dirije tu atención arriba y abajo del pasaje entre el chakra raíz y el chakra del tercer ojo, utilizando el sonido de aaah. Luego, centra la atención en el tercer chakra. Ahora vas a abrir el tercer ojo.
Con la energía interna que experimentas por el sonido de la creación que resuena dentro de ti, abre el tercer ojo en tu imagen mental y lanza la fuerza creativa a través de él hacia el mundo de la forma. Imagina que se libera de tu interior y se extiende hasta tal punto que rodea el mundo y los objetos que deseas. Puedes confiar plenamente en que esta energía conectará con la energía universal que es la fuerza de Dios, y que esta enviará el objeto de tu deseo a tu mundo inmediato. Esto debe hacerse de acuerdo con los nueve principios de la manifestación que se explican en este libro, lo que significa tener ausencia de duda, una confianza completa, un amor incondicional y saber que este poder de atracción está dentro de uno y en todas las cosas.
Gradualmente, empezarás a experimentar una sensación abrumadora de bienaventuranza y paz en el sonido de la creación. Luego sentirás la necesidad de bajar el volumen. Durante aproximadamente el siguiente tercio de la meditación matinal pronuncia el sonido aaah cada vez con mayor suavidad. Mantén centrada la atención sobre el tercer ojo, que ahora está abierto y envía esta energía creativa, y sobre la sensación de que tu deseo se está manifestando. Si te sientes distraído o tu atención se desplaza, regresa al tercer ojo y a la sensación de la manifestación que se materializa para ti. Recuerda que no estás pidiendo nada, que no te estás diciendo a Dios cómo realizar este trabajo, estás experimentando, en el tercer ojo, la fuerte sensación de saber, y la bendición de este sonido repetido de una forma cada vez más tranquila.
Durante el último tercio de tu meditación matinal, repite el sonido de aaah para ti mismo, en silencio, como un mantra, y mantén la atención centrada en el tercer ojo y en la gloriosa sensación de gratitud que ya estás experimentando por aquello que vaya a manifestarse en tu vida. Una vez que hayas dedicado aproximadamente de veinte a treinta minutos a esta meditación de la manifestación, habrás terminado con tu sesión matinal.
Los objetos de tu deseo pueden ser ilimitados y abarcar toda la gama de la potencialidad humana. Algunas personas han utilizado esta meditación para manifestar paz para sí mismas y aquellas personas que aman, para centrarse en una curación o para encontrar una pareja. Otras la han utilizado para cuestiones tales como vender una casa, conseguir un ascenso en el trabajo, superar una adicción, atraer dinero o lo que sea. Las posibilidades son ilimitadas. He recibido cientos de cartas de personas que describen el éxito que han tenido con la práctica de esta meditación, cuando utilizan los nueve principios con integridad.
Si has llegado en tu lectura hasta este punto, has demostrado tu interés por aprender a convertirte en un manifestador espiritual. Si sabes que el poder para manifestar está dentro de ti, realiza cada mañana esta antigua práctica de repetir el nombre de Dios en un ritual similar al de un cántico, con la atención centrada en la sensación y en el tercer ojo. Lo que estás haciendo en realidad con la meditación aaah matinal es resonar con las palabras «En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios». El acto de la manifestación es el principio de algo que está siendo creado en tu vida. La palabra es Dios, que es como decir que el sonido aaah es el sonido de Dios.
El mejor momento para la meditación nocturna es a la puesta del sol. Una vez más, cuando el sol se pone por debajo del horizonte hay una expresión de energía, similar a una corona, que es más grande precisamente en el momento en que el sol abandona el horizonte y en los minutos inmediatamente posteriores a su desaparición. Practica ahora el sonido om, que es la meditación de la gratitud. He detallado este principio de gratitud en el noveno y último principio explicado en este libro.
En resumen, la práctica es idéntica a la meditación de la mañana, con la excepción de que ahora no pides que se manifieste nada. En lugar de eso, al final de la jornada, o al retirarte a descansar, te limitas a dar gracias a la inteligencia universal que llamamos Dios por todo lo que ha manifestado en tu vida. Respira profundamente varias veces, tal como hiziste por la mañana, despeja el canal entre el chakra base y el chakra del tercer ojo, y forma mentalmente la imagen de todo lo que has recibido, para proyectar luego esa energía desde la abertura del tercer ojo. Estás expulsando hacia el universo, que se encuentra más allá de tu cuerpo físico, energía de gratitud, utilizando para ello las afirmaciones que he incluido en el noveno principio, y que yo pronuncio en voz alta durante la meditación guiada del casette y el disco compacto titulado Meditaciones para la manifestación.
El sonido om se pronuncia en voz alta durante el primer tercio de la meditación para ir bajando gradualmente y finalmente hacerse en silencio, siempre con la atención centrada en el tercer ojo y sintiendo que la energía regresa a la fuente universal de energía que llamamos Dios. El sonido om pertenece al mundo material. Es el sonido que nos hace sentirnos más en nuestro hogar aquí, en el mundo material, puesto que es el sonido esencial de toda experiencia en este mundo fenomenológico. Al repetir este sonido te encuentras en armonía con tu entorno.
La parte final de estas meditaciones es el último sonido que escuchas antes de irse a dormir cada noche. El primer sonido que escuchas por la mañana es generalmente el de aaah. Es el sonido que haces cuando bostezas o te desperezas. Se consciente de este primer sonido y está dispuesto a reconocerlo como tu propia frecuencia vibratoria del nuevo día que estás manifestando. No obstante, el sonido final que escuchas dentro de ti mismo al irte a dormir puede ser una combinación de los dos sonidos, el aaah y el om.
Quizá recuerdes que antes definí la iluminación como la capacidad para estar inmerso en la paz y rodeado por ésta. «Paz» es aquí la palabra clave. No es ninguna casualidad que los sonidos aaah y om, combinados, traduzcan precisamente la palabra que significa paz o iluminación, como en Shalom, Shaaah... loom. El sonido de aquello que deseas manifestar y de lo que ya ha sido manifestado, equivalen a paz. Al pronunciar estos dos sonidos para ti mismo cuando te dispones a dormir, estás iniciando el acto de la conciencia siddhi iluminada. Formas entonces una unidad con todo lo que es pacífico y todo aquello que se nos ofrece. Tampoco es ninguna casualidad que el sonido fundamental de la alegría espiritual sea el de aaah en aleluya, y es el que se encuentra en la palabra que termina todas las oraciones, «amén».

Concluye así la práctica de la meditación para aprender a vibrar con el sonido de crear y de la creación. Forma parte del saber de la humanidad, y se está recuperando, a medida que avanzamos en la revolución espiritual, y mostrando las numerosas bendiciones que puede aportar a nuestras vidas. Prueba esta gloriosa práctica, pacífica, demeditación iluminada de la manifestación durante un período de tres meses, utilizando cada uno de los nueve principios explicados en este libro, y comprueba si experimentas los deseos de tu corazón, sin haber planteado ninguna exigencia o regla a la fuerza universal que es Dios. La disposición de permitir que se manifiesta a su entera voluntad, de permitir que la creación se revele a sí misma, constituye el tema del octavo principio de la manifestación. Aleluya. Shalom.

UN PLAN, PASO A PASO, PARA INTRODUCIR UNA DESVINCULACIÓN PACIENTE EN TU PRÁCTICA DE LA MANIFESTACIÓN

• Comprende la esencia de lo que deseas. Lo que tú deseas no se encuentra necesariamente en el ámbito de las cosas. Si quieres manifestar dinero, por ejemplo, observa si tu atención se centra en los billetes o en la experiencia de sentir seguridad financiera. Pregúntate para qué quieres el dinero. Centra la atención en las gozosas experiencias que asocias con lo que deseas, en lugar de centrarla en un automóvil nuevo o en un nuevo jefe o un compañero o compañera diferente. La experiencia es la esencia de tu deseo.
La esencia está localizada siempre en los sentimientos. Al buscar en tu interior, pasas de sentirte gratificado por cosas externas a la verdadera experiencia de la gratificación. La esencia de tu deseo es un sentimiento de bienestar y gozo, y un alineamiento con el espíritu universal. Entonces podrás ver cómo aparecen en tu vida muchas cosas que te mostrarán el camino. Es posible que no tengan nada que ver con lo que originalmente creías que deseabas o necesitabas.
Quizá sientas que deseas manifestar verdaderamente más ingresos y un ascenso, pero si buscas la esencia de este deseo, verás probablemente que lo que en realidad necesitas es una mayor seguridad y sensación de bienestar. Desvincúlate del ascenso en el mundo y del aumento de salario. En lugar de eso, dirige tu energía manifestadora a la misma esencia de tu deseo de sentirte más seguro y menos estresado. Probablemente, verás que empiezan a suceder cosas en tu vida que reducen tu ansiedad. Una vez más, es posible que tengan poco que ver con lo que originalmente creías que deseabas.

·    Destierra las dudas y entra en el ámbito de la certidumbre. Elimina todas las dudas relativas a tu capacidad para manifestar la esencia de tus deseos. Revisa lo que has leído hasta ahora y, cada vez que aparezca una duda, recuerda que tú y la inteligencia universal sois una misma cosa, y que esta inteligencia universal está en todas las cosas. Lo sabes, y también sabes que puedes conectar con esta energía para satisfacer la esencia de tus deseos. Te recomiendo que revises el segundo principio de este libro y, si quieres reforzar esta idea, todo el capítulo titulado «Destierra tus dudas» en Tu yo sagrado.
Una vez que hayas eliminado las dudas acerca de tu capacidad para manifestar, te será fácil desvincularte del resultado y de todos los detalles. Lo único que necesitarás será confiar en ti mismo y en la energía divina del universo.

·       Abandona tus expectativas y dedícate a tus asuntos. Una vez que hayas dirigido hacia el universo la meditación del aaah, a través de la abertura del tercer ojo, olvídate de ello y entrégate a los asuntos de tu vida cotidiana. No sigas buscando razones para no creer en tu capacidad para atraer aquello que deseas.
Practica la paciencia que Dios ha mostrado siempre hacia ti en tus momentos de mayor agitación. Encontrarás consuelo en la silenciosa certidumbre y en tu relación con Dios.
Continúa con tu trabajo diario y tu régimen de ocio con un nuevo sentido de paz, que se origina en tu conocimiento acerca de lo que se te manifiesta. Permanece completamente desvinculado de la inclinación a medir y calcular lo que aparece o no aparece ante ti.
De hecho, cuando se manifiesten tus deseos es muy posible que transcurra algún tiempo antes de que te des cuenta, pero el día que lo hagas, comprenderás que no habías reparado en ello porque te habías desvinculado del resultado y lo habías dejado en manos de Dios. Esto es una indicación de que has podido dominar este principio de paciente desvinculación del resultado.

·    Guarda tus deseos para ti. Tal como hemos indicado antes, compartir tus esfuerzos de manifestación no hace sino disminuir la energía y desviarla hacia la necesidad del ego de conseguir aprobación. Deseas que la energía de tu manifestación sea lo más directa y pura posible. Además, quieres evitar la disipación de la energía que proyectas, impidiendo que se implique con cualquier necesidad del ego.
Si te has desvinculado pacientemente, también te habrás desvinculado de toda necesidad de conseguir aprobación por tus esfuerzos. Naturalmente, es posible que, en último término, quieras compartir los resultados de tu manifestación espiritual, pero mientras incubes esta experiencia divina con Dios, haz todo lo posible para que sea una cuestión privada. La necesidad de compartirla en esta fase es una indicación de que tu atención está en el resultado y de que te hallas vinculado al mismo.

·    Aprende a interpretar los indicios de la manifestación de tus deseos. Ten en cuenta que las cosas, tal como aparecerán en tu vida, no estarán necesariamente relacionadas con lo que te haya indicado tu cerebro racional. Pueden empezar a aparecer en tu vida nuevas cosas, y seguramente te sorprenderá comprobar que cada vez sucede con mayor frecuencia.
También empezarás a observar con mayor claridad la relación entre tus pensamientos y el objeto en que se materializan en tu vida. Las cosas que antes solías calificar como coincidencias se harán más y más evidentes a medida que practiques estos principios de la manifestación. Verás que aparecen personas para ayudarte después de que hayas pensado en estos necesarios ayudantes. Verás aparecer objetos que estaban en tu mente, y que habías olvidado, pero que ahora aparecen en tu vida con mayor frecuencia.
Alguien mencionará una película concreta o una canción o cualquier otra cosa aparentemente irrelevante, y la escucharás una y otra vez, o la película antigua que comentaste que desearías ver, aparece de pronto en la tienda de vídeos ese mismo día. Sé consciente de la relación entre lo que piensas y lo que realmente deseas manifestar. Los indicios empezarán a brotar en una multitud de formas deliciosas e inesperadas.
Todos estos acontecimientos y ocurrencias sincrónicas son el resultado de empezar a vivir en un estado elevado de conciencia. Estás estableciendo conscientemente contacto con la fuente universal de toda energía, que ha estado, hasta ahora, por debajo de tu nivel de conciencia, y que ahora empieza a aflorar a la superficie. Presta mucha atención a los indicios que vayan apareciendo y piensa para tus adentros: «Está funcionando. Puedo ver los resultados y sé que se debe al hecho de que utilicé estos principios y a mis prácticas de meditación. Continuaré haciendo en privado lo que estoy haciendo».

• Actúa inmediatamente en cuanto detectes los primeros indicios, reconociéndolos. AI reconocer las primeras señales de la llegada de aquello que deseas manifestar, estarás dando a tu energía una carga positiva, y reconociendo la divina inteligencia universal. Este reconocimiento es esencial para la continuación de este proceso de manifestación.
Da gracias en silencio y di para ti mismo: «Veo los resultados de mi conexión con la fuente universal. Observo la presencia de esa persona concreta que se ofreció a ayudarme, y sé que me fue enviada por Dios. Doy las gracias y haré todo lo posible por utilizar esta manifestación para el bien de la humanidad, antes que para la gratificación de mi propio ego».

• No pienses en tu manifestación como un favor especial. La inteligencia universal que llamamos Dios no es una personalidad individual, y no dispensará favores especiales ni a ti ni a nadie. Ver la manifestación como un favor equivale a iniciar el proceso de regateo con Dios y a creer en tu separación de todos los otros seres vivos. El proceso de la manifestación es una práctica espiritual en la medida en que reconoces que tú y la fuente divina de toda la energía sois una misma cosa.
Esta unicidad no juzga si alguien tiene más derecho a la abundancia que cualquier otro. Está en todas partes y en todas las cosas y se muestra cuando tú, como una partícula localizada de esa fuente divina, reconoces tu conexión y te muestras abierto a que esta actúe en tu vida.
Aunque la gratitud es una parte importante de esta conciencia que representa el noveno y último principio de la manifestación espiritual, no supone aprecio por haber recibido un favor especial. Al ego le encanta hacerte aparecer como alguien especial y característicamente distinto de todos los demás y, en consecuencia, más digno de su multitud de exigencias. Al ego le gustaría que pensaras en estas manifestaciones como favores especiales porque, al hacerlo, reforzarías tu separación con respecto a esa fuente.
Tus deseos se manifiestan porque estás en perfecto alineamiento con tu fuente de creación, y porque no planteas ninguna limitación a lo que pueda aparecer en tu vida. Ignora los esfuerzos de tu ego por hacerte pensar que estás recibiendo las más ricas bendiciones de Dios, porque eres especial.
En lugar de eso, sé agradecido y utiliza estas bendiciones al servicio de otros y con la más profunda gratitud por la esencia espiritual que hay en ti. Ya no te identificas exclusivamente con el cuerpo físico, y reconoces tu alma infinita como tu verdadera esencia. Es precisamente esto lo que te permitirá obtener unos resultados en la manifestación, no tu singularidad como individuo. Recuerda una vez más que la inteligencia universal que llamamos Dios no puede singularizarse o enmarcarse dentro de unos límites, puesto que está en todas partes y en todo.
• Considera todos y cada uno de los obstáculos que encuentres como lecciones, no como indicaciones de fracaso. Ten en cuenta que estás practicando la paciencia y la desvinculación del resultado. Cuando algo parezca ser obstáculo, no utilices ese hecho material para negar la existencia de la energía universal que es tu esencia.
Una vez más, eso es cosa de tu ego, que desea hacerte creer que es él el que domina tu vida, no Dios. Si el ego consigue convencerte de que todo esto no son más que tonterías, y de que esos obstáculos constituyen una demostración positiva de que Dios te ignora, habrás vuelto a caer bajo su influencia.
Todo aquello que aparece en tu vida tiene un propósito. Eso incluye las caídas, que te proporcionan la energía para impulsarte hacia un estado más elevado de conciencia.
Manifestar supone un estado de conciencia superior al que experimentas cuando crees que vas de un lado a otro según la voluntad caprichosa de tu entorno y de un jefe que está a cargo de todo. Cada obstáculo, por difícil o imponente que parezca, es una prueba que se te plantea para que demuestres tu fe y tengas la certeza absoluta de que has desterrado toda duda.
Cuando parezca que las cosas no se materializan tal como habías planeado, recuerda que eres infinitamente paciente y que estás desvinculado de cualquier programa concreto. La mayoría de las bendiciones que aparecieron anteriormente en tu vida, y también en la mía, fueron precedidas de tropiezos que no estábamos seguros de poder superar. Pero las superaste, igual que yo, y en el fondo de mi corazón sé que todos los progresos se ven generalmente precedidas por una caída de algún tipo. Tiendo a considerar esas caídas con gratitud, antes que con desánimo.
El conocimiento que poseo sobre mi capacidad para manifestar la esencia de mis deseos es tan fuerte, que puedo mantener mi paciencia y desvinculación acerca de cómo se mostrarán los detalles, incluso a la vista de lo que pudiera parecer como algo insuperable. No hay fracaso cuando uno se desvincula de la forma en que aparece algo. Funciona. Debes saberlo así y permitir que el universo se ocupe de todos los detalles.

• Elimina todo juicio de tu práctica de la manifestación. La ley universal no es una energía dual. No funciona según el mismo dualismo que actúa aquí, sobre el plano terrenal. No discrimina o actúa sobre la base bueno/malo, correcto/incorrecto. Sólo hay una energía que lo impregna todo, y todo forma parte de ese poder. Por su misma naturaleza, la ley universal está en equilibrio, de modo que todo aquello que desees debe estar también en armonía con el reconocimiento de la divina fuente universal de la que todos reciben su energía vital.
Esto exige que uno esté dispuesto a superar su inclinación a juzgar aquello que aparezca en su vida como bueno o malo, correcto o incorrecto, atractivo o poco atractivo, etcétera. Tus juicios detienen el flujo de la energía universal hacia tu vida y te enajenan del poder divino. No es que se te vaya a castigar por ello, sino más bien que tu reconocimiento alterará el flujo natural de esa energía hacia tu vida.
Tu capacidad para manifestar depende en buena medida de tu propia voluntad para dejar atrás el inconsciente colectivo, los juicios colectivos que constituyen la totalidad de las creencias humanas. Los numerosos juicios que albergas sobre el mundo, inhiben tu capacidad para manifestar los deseos de tu corazón. Desvincularte de esas creencias es uno de los mayores desafíos de tu vida.
Tienes que abandonar este inconsciente colectivo dejando en suspenso los juicios y las creencias que abrigas, para entrar resueltamente en el mundo de lo desconocido. Probablemente, experimentarás una sensación de pérdida y quizá un sentimiento de soledad al abandonar la costumbre de enjuiciar las cosas. La recompensa es que empezarás a expandir tus propias percepciones y a aceptar que aquello que crean los demás son percepciones que sólo a ellos les atañen, y no necesariamente hechos, como tú crees. Lo que el inconsciente colectivo ve como límites a tus capacidades, tú sabrás que es una falsa percepción.
No necesitarás entrar en conflicto con esta conciencia, porque habrá entrado en una vibración superior en la que no hay límites. El plano físico terrenal tiene tus límites. Tú, sin embargo, resides ahora en la inteligencia universal responsable de la existencia de ese plano físico terrenal. Da el gran salto, dejando atrás todo juicio, y acepta todo lo que te llegue desde esa ilimitada fuente de energía.
Podría tratarse de una simple tarjeta de visita que encuentras mientras caminas por la playa, o puede adoptar la forma de un libro o una cinta grabada, o de un mensaje que iba destinado a otra persona pero que acabó por error en tu buzón de correos. Todas estas pueden ser pistas que te conduzcan a algo. Evita emitir juicios acerca de cómo ha llegado algo a tu vida, y niégate a asumir los juicios colectivos que impregnan las creencias de la mayoría de la gente con la que te encuentras. Aproveche esta inteligencia universal mediante la observación regular de tus manifestaciones, que se producen, esencialmente, en cada uno de los acontecimientos que ocurren en tu vida.
Al observar lo que llega y lo que desaparece, trata de hacerlo sin emitir juicios, dejándote llevar por un sentimiento de aceptación completa y liberándote de la influencia de tus pensamientos. Tu mente querrá participar en el juego de emitir juicios. Recuerda que estás sintiendo como si lo que deseas manifestar ya estuviera en tu vida. Tu mente no estará de acuerdo, por eso tienes que aprender a dejar en suspenso tus juicios. Quizá te digas a ti mismo: «Soy rico y feliz», y tu mente te contradiga: «No lo eres». Te encuentras así con un choque entre dos energías opuestas: tu deseo contra lo que te dice tu mente, con todos sus juicios y su negatividad.
Este choque es una advertencia de que no vas a entrar en el reino de la manifestación. No conseguirás ser un manifestador hasta que hayas descartado meticulosamente toda negatividad que puedas haber heredado del inconsciente colectivo. Tienes que entrar en una nueva dimensión, y eso es algo que no se consigue abandonando el plano terrenal, sino realizando un viaje interior.
En ese mundo interior, cualquier cosa que puedas imaginar es en realidad una parte de ti mismo, ahora. Tu proclamación de ser rico y feliz, tomada por ese mundo interior que no juzga, te conducirá a sentirte rico y feliz. Esto te llevará a tu vez a empezar a actuar de un nuevo modo. Empezarás a crear una nueva realidad concreta de riqueza y felicidad dentro de ti mismo, a medida que generas una actitud positiva hacia todo lo que encuentres. No hay juicios, sino simplemente la sensación de haber manifestado ya aquello que es tu deseo.
Recuerda que la ley universal es neutral y está en todas partes, y que no le preocupa si recibes o no el deseo de tu corazón. En consecuencia, debes recorrer el camino de la manifestación con entusiasmo y con una total ausencia de juicio. Vas a recoger algo que ya está ahí y que te pertenece, sin el menor género de dudas, con la feroz determinación de recibir aquello con lo que ahora estás alineado en tu mundo interior de energía que no juzga. Esta ley no discrimina. Recibe tu energía y te aporta lo que tú mismo pones. Tienes que confiar en ella y estar totalmente libre de prejuicios acerca del método y el momento de la entrega.
Tu mente intentará utilizar la lógica, pero la manifestación no es lógica. Tu mente tratará de emplear la negatividad, insistiendo en que eres demasiado viejo, estúpido o no mereces nada, que nunca consigues nada, que has deseado otras cosas en el pasado y te han decepcionado, y que no hay razones para esperar que las cosas vayan a cambiar ahora. Esto se debe al apego de la mente y del ego a los resultados y al pasado. A pensar utilizando un conjunto lógico de creencias que ha adoptado a partir de la conciencia colectiva tribal, y que te ha sido inculcado desde que llegaste a este plano físico. Al recibir de tu mente esta clase de consejo, da las gracias por la información pero debes decirte: «Me niego a aceptar ninguna energía que contradiga el poder ilimitado que hay dentro de mí, y voy a continuar con mi manifestación».
La ley universal es mucho más magnánima que la mente. Recuerda que es ilimitada, que no conoce fronteras y es omnipresente. Existe en una dimensión más vasta que la mente. Esta es la razón por la que la mente ni siquiera puede comprender la fuente universal de la energía. Tu mente cree que es el final de toda experiencia y conciencia, y la estás utilizando para afirmar o negar lo que existe más allá de ella. Es realmente una gran paradoja.
Pero puedes empezar a confiar en lo que desea tu mente yendo más allá de ella. La meditación y los sentimientos intuitivos son dos formas de superponerse a la mente. Se pone el énfasis en desvincularse de las creencias del inconsciente colectivo, negándose a juzgar y permitiendo pacientemente que la fuente universal te provea con aquello con lo que ahora estás totalmente alineado dentro de tu mundo interior.

• Aprende a relajarte en paz y a conocer. Desvincularse del resultado significa evitar el proceso de precipitarse y presionar a lo largo de la vida. Piensa en aquella bellota que se plantó en el suelo y que va camino de manifestarse como un roble. Imagina que te pones a excavar la tierra después de tres semanas para comprobar cómo le van las cosas y ver si puedes hacer algo para acelerar el proceso, de modo que este encaje en el programa que te has puesto. Evidentemente, la bellota y el roble perecerían como resultado de tus esfuerzos para acelerar el proceso.
La inteligencia universal funciona a su propio ritmo perfecto. Proveerá tus deseos cuando estés alineado con los nueve principios detallados en este libro. Esa entrega queda garantizada por la ausencia de duda que tú mismo cultivas, por la total confianza en la presencia de esta energía en todas las cosas, incluida aquella que vas a atraer a tu vida. La mejor manera de desvincularse pacientemente es relajarse, confiar, no presionar.
La inclinación a presionar y forzar las cosas indica que tu mente sigue dudando y exigiendo un resultado. Tu capacidad para confiar en tus sentimientos y permitir que estos, y no tu ego, sean los conductores de tu vida. Esa es la clave para manifestar el deseo de tu corazón.

• Utiliza afirmaciones para mantener el flujo de energía y para desvincularte del resultado. La información más útil que puedo proporcionarte en este sentido es bastante simple: «Soy infinito y universal, y confío en el poder divino del universo, que también está dentro de mí». Conserva esto siempre en tu conciencia y utilízalo para mantener el flujo de energía universal en tu vida. Al hacer diariamente esta clase de afirmaciones te desprendes de la impaciencia natural que hay en tu mente y te desvinculas de los resultados, y permites que la fuente fluya en tu vida, sin impedimento alguno.
Sé consciente de la buena marcha de las cosas en tu fuente interior de energía y de que surgirán las personas adecuadaspara ayudarte en tu manifestación. Procura estar abierto a tu energía e imagínate a ti mismo evolucionando feliz y fácilmente a través de cada experiencia del día.
Esta afirmación, utilizada por la mañana, te permite llegar al fondo de tu ser y reconocer tu belleza infinita y el lugar perfecto que ocupas en todas las cosas que forman parte de este día. Esta afirmación te protegerá contra la negatividad a la que te verás expuesto por el lado del inconsciente colectivo y por el lado de las creencias que ya no forman parte de tu mundo interior.

Con esto concluye el octavo principio de la manifestación espiritual, que implica trascender la propia mente y la mente colectiva que ha estado contigo desde tu concepción. Exige de ti que seas paciente cuando tu mente exija resultados, y también que te desprendas de la preocupación de esta con respecto a esos resultados y que confíes en algo que tu mente no puede ver y que tu cuerpo no puede imaginar con sus limitados medios perceptivos, conocidos como sentidos. Exige que dejes que tus sentimientos más profundos se conviertan en una guía para tu vida, y que confíes en esa guía. Y, lo más importante de todo, te pide que te permitas a ti mismo conocer y ver la infinita luz blanca del espíritu vivo que te rodea y te protege, y que te proporciona todo aquello que puede imaginar tu espíritu interior, como una pieza del espíritu universal infinito.
Una vez que perfecciones esa paciencia infinita, demostrarás tu confianza en algo distinto a tu propio cuerpo/mente limitado, y permitirás pacíficamente que tus deseos se manifiesten a su modo y a su debido tiempo.
El noveno y último principio de la manifestación espiritual implica la necesidad de estar eternamente agradecido, de ser generoso y ponerse al servicio de los demás.

ACOSTÚMBRATE A PROYECTAR TU GENEROSIDAD COMO UN SERVICIO

En este mundo todos vivimos con otras personas; nuestros encuentros y relaciones con ellas constituyen un componente fundamental de nuestra vida e influyen sobre nosotros mismos y los demás. «Servicio» es una palabra en la que no solemos pensar como parte de nuestra forma de ser en las relaciones corrientes. Pero lo cierto es que el servicio a los demás no puede separarse de las relaciones. Todos nos beneficiaremos de asumir esto como una actividad consciente de nuestras vidas cotidianas en relación con Dios, con nuestros semejantes, nuestro entorno y nosotros mismos.
Millones de fibras nos conectan con nuestros semejantes y, a través de ellas, estamos conectados con todos los seres humanos que habitan nuestro planeta. Al cultivar una actitud de gratitud y generosidad, descubrirás que deseas ser útil a los demás. Te parecerá entonces natural extender también hacia los demás aquello que recibes y ponerlo a su disposición.
Si recibes una gran enseñanza, querrás enseñarla a los demás. Si recibes amor, desearás proyectar ese amor incondicionalmente haciael exterior. Percibirás automáticamente tus relaciones como dones para ponerlos al servicio de otros.
Al contemplar el propósito de tu vida en el plano material, descubrirás que lo único que puedes hacer con esta vida es entregarla. No puedes aferrarte a nada en un universo que cambia constantemente. No puedes establecer derechos sobre nada. Todo es transitorio. La única parte de ti mismo que es permanente, aquella que no cambia, es la esencia espiritual que reside en una dimensión invisible. Encontrarás un propósito y fortaleza cuando veas que estás relacionado con todos los otros seres vivos, y tendrás un propósito y te sentirás en paz contigo mismo cuando sirvas a los demás en alguna medida.
El propósito mismo de la manifestación es el de servir más plenamente y dejar atrás el engreimiento dominado por el ego. Tu bienestar, que es el propósito de la práctica de la manifestación, se halla genuina e inextricablemente conectado con las vidas y el bienestar de otros. Esencialmente, tus intereses son inseparables de los intereses de los demás.
Es este reconocimiento de nuestra interconexión fundamental lo que nos permite darnos cuenta de que todos estamos en una constante situación de servicio los unos con los otros. Es esta conciencia la que queremos mantener como la más importante en nuestra mente, a medida que generamos este principio de la manifestación espiritual.
El servicio es la opción que tenemos cada uno de nosotros de mostrar una actitud útil y curativa a otros, así como a nosotros mismos. Una de las consecuencias naturales de sentirse agradecido por las manifestaciones de nuestra vida cotidiana es de experimentar la inclinación a ser generoso. La gratitud, la generosidad y una actitud servicial, tomados como nuestro propósito, constituyen los valores fundamentales de este último principio.
Al asumir el servicio a los demás como uno de los propósitos de tu vida y dejar atrás el engreimiento, descubres la ironía de la manifestación. Cuanto más decidas ponerte al servicio de los demás, tanto más profundamente experimentarás amor incondicional y tantas más cosas verás materializarse en tu vida.
El servicio debe verse como un centro de atención en tu vida, no como algo que se ve limitado a ciertas clases de actividades de dar y compartir. El servicio es un estado de la mente que expresa amor, antes que temor, y confianza antes que desconfianza. Y que hace que veamos a los demás como iguales con los que compartimos una identidad espiritual. Esta actitud interior de amor se manifiesta en tus actos.
Al aceptar un compromiso para dar una conferencia, deseo ser amor y compartir generosamente lo que se me ha dado. He descubierto que, cuando me dispongo a dirigirme a un público numeroso, la mejor forma de salir de mi ego, que está centrado en sus propias recompensas, como el aplauso, el ganar dinero y el recibir premios, consiste en meditar durante una hora antes de la conferencia. El mantra que repito durante mis meditaciones es: «¿Cómo puedo ayudar a los demás?». Me repito una y otra vez estas palabras hasta que se funden para formar una pacífica actitud interior. Luego, cuando me dispongo a pronunciar la conferencia, centro toda mi atención en servir y no me veo atrapado por mi ego. En este estado mental, disfruto de una guía amorosa que me ayuda a servir a todos aquellos que forman parte del público.
Que sirvas a los demás no significa que tengas que convertirte en una madre Teresa. Servirás a los demás dejando el ego en suspenso y extendiendo el amor que ahora Llena ese espacio. Puede adoptar un millón de formas diferentes, pero cuando se practica con autenticidad, desde el corazón, hace que merezca la pena todo lo que se ha manifestado en tu vida.
Sólo encontrarás dificultades para adoptar esta actitud de servir a los demás en tu vida si lo haces sin amor. En el momento en que impongas una condición a tu servicio, o que pidas algo a cambio, o que esperes que tu ofrecimiento sirva para que te lo devuelvan, acompañado por la apropiada respuesta de agradecimiento, introduces un elemento condicional, antes que un amor incondicional. La imposición de una condición hace entonces que el servicio esté vacío.
Si vas a servir a otro, pregúntate si puedes amar al ser humano al que quieres servir. Si no puedes, no entregues nada sin amor y limítate a pasar y a enviarle una bendición silenciosa. Si tienes la sensación de que alguien pide limosna inducido simplemente por la pereza o el deseo de evitar el trabajo, y sientes eso en el fondo de tu corazón, no le des nada. El servicio sin amor es obligación, y lleva consigo culpabilidad, cólera y resentimiento. Trabaja para alcanzar un estado de amor incondicional en tus esfuerzos por ser útil a los demás, y si no percibieras auténtico amor, reconócelo también así.
Con esto concluye el noveno principio de la manifestación espiritual. Muéstrate dispuesto a tomar todo lo que hayas atraído hacia ti como resultado de tu práctica de los principios de la manifestación, y devuélvelo después con un espíritu de gratitud y generosidad, entregándote a un acto de servicio. Cuanto más practiques de este modo, tanto más verás cómo se materializan con regularidad los objetos de tu deseo. No tiene por qué haber ningún conflicto entre tu conciencia espiritual de querer servir a los demás y la presencia de deseos propios. Tal y como observó Rumi hace ya casi un milenio: «La gente que renuncia a los deseos se convierte a menudo, de repente, en hipócrita».
Tienes deseos, tanto a nivel material como en términos de ser más espiritualmente amoroso y generoso al servicio de los demás. Ambas cosas no tienen por qué entrar en conflicto.
Quisiera acabar este último principio con otra observación de Rumi, titulada «El sirviente que amaba tus oraciones». Sintetiza todo lo que he escrito, no sólo aquí, en este último principio sobre la gratitud, la generosidad y el servicio, sino en todo el libro. Lee cuidadosamente las palabras y, al cerrar el libro y ponerte a trabajar en tu propio programa de manifestación espiritual, vuelve a leer de vez en cuando este pasaje de Jalal od-Din Rumi,* que nació en el año 1207 en el Imperio persa, en lo que actualmente se conoce como Afganistán. Te recordará el papel que juegas en todo esto, un papel que sólo se ve limitado por las restricciones que tú mismo impones sobre tu conciencia espiritual.
EL SIRVIENTE QUE AMABA SUS ORACIONES
Al amanecer, un cierto hombre rico quiso ir a los baños de vapor.
Despertó a tu sirviente, Sunqur,
«¡Eh! ¡Despierta! Toma la jofaina y las toallas y la arcilla para el lavado y vámonos a los baños».
*Grijalbo ha publicado una selección de su obra más importante, El canto del derviche, en 1996.

Las criaturas terrestres se mueven sobre el suelo. Ninguna inteligencia puede cambiar esto. Sólo hay uno que puede abrir la cerradura de estas cuestiones.
Te deseo que nades siempre en el océano de la abundancia, al mismo tiempo que manifiestas tu propio y divino destino. Escucha a tu amigo.
Olvida tus imaginaciones. Olvídate de ti mismo. Escucha a tu Amigo.
Cuando seas totalmente obediente a ese,
serás libre.
Inmediatamente, Sunqur reunió lo que se necesitaba, y se pusieron en camino, uno junto al otro.

Al pasar ante la mezquita, sonó la llamada a la oración. Sunqur amaba orar cinco veces al día.
«Os lo ruego, amo,
descansad en este banco durante un rato,
para que pueda recitar la azora 98, que empieza diciendo: "Tú, que tratas a tu esclavo con afabilidad"».

El amo se sentó en el banco, mientras Sunqur entraba en la mezquita.
Una vez terminadas las oraciones, cuando el sacerdote y todos los fieles se habían marchado,
Sunqur seguía en el interior. El amo esperó
y esperó. Finalmente, gritó hacia la mezquita:
«Sunqur,
¿por qué no sales?».
«No puedo. Este inteligente
no me deja. Tened un poco más de paciencia.
Os escucho ahí fuera.»
El amo esperó hasta siete veces,
y luego gritó. La respuesta de Sunqur fue siempre la misma, «Todavía no. Aún no me deja salir».
«Pero si ahí dentro no hay nadie,
excepto tú. Todos se han marchado.
¿Quién te hace permanecer sentado tanto tiempo?»

«El que me mantiene aquí dentro
es el que os mantiene a vos ahí fuera. El mismo que no os permite entrar, no me permite a mí salir.»
El océano no ofrece tus peces por sí mismo. Tampoco permite que los animales terrestres entren donde se mueve el pez delicado y sutil.

RESUMEN


UNO
·    Sé consciente de tu ser superior Esta toma de conciencia te ayuda a verte a ti mismo como algo más que simplemente una creación física, lo que conduce a...
DOS
·    Confiar en uno mismo es confiar en la sabiduría que lo creó Este principio te establece como una unidad con la fuerza universal de Dios, lo que conduce a...
TRES
·    No eres un organismo en un entorno, sino un ambientorganismo Este principio establece que no hay separación entre tú y nada que exista fuera de ti en el mundo material, lo que conduce a...
CUATRO
·    Puedes atraer aquello que deseas Este principio establece tu poder para atraer aquello con lo que ya estás conectado, lo que conduce a...
CINCO
·    Respeta tu mérito para recibir Este principio afirma que eres merecedor de todo lo que has atraído a tu vida, lo que conduce a...
SEIS
·    Conéctate a la fuente divina con un amor incondicional Este principio te hace ser consciente de la importancia de aceptar tus manifestaciones con absoluto amor, lo que conduce a...
SIETE
·  Medita al sonido de la creación
Este principio te proporciona las herramientas para vibrar según los mismos sonidos que hay en el mundo de la creación. Estas son las herramientas para atraer y manifestar, lo que conduce a...
OCHO
·    Desvincúlate pacientemente del resultado Este principio resalta la necesidad de eliminar las exigencias y ser infinitamente paciente, lo que conduce a...
NUEVE
·    Abraza tus manifestaciones con gratitud y generosidad Este principio enseña el valor de domesticar el ego, sentirte agradecido y ponerte al servicio de los demás con tus manifestaciones

TU AMIGO:  W.DYER.