Ho'oponopono
y el Intelecto
En Ho'oponopono aprendemos que el intelecto no fue
creado para saber, fue creado para elegir. Esa es la única función del
intelecto. Estamos para soltar o no soltar, para tener razón o no, para tener
la última palabra o no. Tenemos la elección de hacerlo por el camino del
intelecto o por el camino de Dios.
Este viaje a Israel me hizo tomar más consciencia
de que nuestros ancestros sabían que la única forma de ver y experimentar
milagros era a través de la fe, y que manteniéndose unidos encontrarían la
fuerza para enfrentarse a cualquier desafío que se interpusiera en su camino.
Sabían que la solución a sus problemas vendría del cielo. La respuesta no se
encontraba en la Tierra.
Desafortunadamente, al evolucionar nos educamos más,
nos separamos cada vez más de la fuente y decidimos que sabemos más y que vamos
a resolverlo.
De algún modo nos hemos confundido. Creemos que
debemos llenar nuestro intelecto con conocimiento, pero el intelecto nos fue dado
para elegir entre pensar o soltar.
Hemos afianzado tanto la creencia de que el
propósito del intelecto es almacenar y comprender información, que basamos
nuestro sentido de la identidad en esta idea. De esta forma, nuestro intelecto
intenta convertirse en algo que no es y siempre nos empuja a ser algo que no se
supone que seamos.
Para romper este ciclo debemos darnos cuenta de que
somos sabios por naturaleza, y que nuestra sabiduría no reside en el intelecto.
La creatividad tampoco se encuentra en el intelecto. La creatividad es nuestro
estado natural. Llega y funciona en formas que no podemos explicar. En
realidad, nuestras ideas y acciones sólo vienen de la Inspiración o de las
memorias.
Ahora bien, la Inspiración solo puede llegar cuando
estás vacío y abierto. No puede llegar cuando estás hablando, pensando o
preocupándote. Para alcanzar tu mayor potencial, debes volver a convertirte en
niño, en un niño sabio. Debes confiar en que eres guiado y protegido cuando no
estás pensando o preocupándote y que te encuentras abierto a todas las
posibilidades. Necesitas volver a tus raíces, al momento antes de que te
educaste tanto que perdiste la pista de quién realmente eres.
Nosotros somos los que complicamos nuestra
existencia. Somos los que pensamos que sabemos lo que es bueno para nosotros y
hacemos listas de lo que queremos atraer, cuánto y cuándo, pero en realidad no
tenemos ni idea de lo que es bueno para nosotros, y más aún, para quién hacemos
la lista? Hacemos lista para el Creador, que sabe más que nadie y sabe qué necesitamos
y cuándo lo necesitamos. Somos en verdad muy arrogantes.
Anthony De Mello lo dice con claridad, “Cuando
tomas consciencia, te haces más sabio. Eso es lo que se puede llamar verdadero
crecimiento personal. Comprende tu orgullo y abandónalo, como resultado
obtendrás humildad. Comprende tu infelicidad y desaparecerá, como resultado
obtendrás un estado de felicidad. Comprende tus temores y éstos se derretirán,
el estado resultante es amor. Comprende tus apegos y éstos desaparecerán, la
consecuencia es libertad.”
Piensa en la naturaleza. Observa las flores, por
ejemplo. De ningún modo podríamos los humanos crear tal belleza. Necesitamos
admitir que existe una inteligencia Divina. Piensa en tu cuerpo. No necesitas
pensar cómo respirar o cómo hacer que tu corazón lata. Estamos rodeados de
milagros Divinos.
Vuelve a sorprenderte y maravillarte como en tu
infancia. Utiliza el intelecto para su propósito original en lugar de
permitirle que te vuelva loco. Una vez que abras tu corazón y dejes de intentar
controlar la realidad, cosas maravillosas comenzarán a surgir a tu alrededor, y
recuperarás tu sentido de la felicidad y la libertad.
¡La verdad te hará libre!
Por Francisco Meléndez Córdoba
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